Productividad

Esta es la forma de empezar el día ganando

 

 Suena el despertador, espiamos un poquito las novedades en las redes sociales, nos enganchamos con un e-mail y nos damos cuenta que se nos pasó más tiempo del que pensábamos. Un baño a los apurones, despertar a los chicos, preparar el desayuno, volver a despertar a los chicos que se quedaron dormidos y decirles que se apuren a vestirse… Al final logramos salir corriendo hacia el colegio con las mochilas, las viandas para el mediodía y nosotros para el trabajo. ¡Ya empezamos el día agotados! Pero hay un secreto para evitar todo esto.

 

 

¿Ya adivinaron cuál es ese secreto para empezar cada mañana con el pie derecho, sabiendo que están preparados para enfrentar los desafíos del día? Es (trompetas, por favor)…  ¡la rutina de la mañana! No, no, no. Nada de resoplar. Quizás esperaban alguna receta mágica (¡lamento desilusionarlos!) pero en lo que a productividad se refiere, no hay recetas mágicas sino soluciones sencillas, y ésta es una de ellas. Lo que sí será como una receta mágica es la forma de implementarla que les cuento y verán que el resultado es increíble.

 

En otra publicación hablamos sobre los hábitos, que a veces suelen confundirse con las rutinas. Refrescando ese término, un hábito es una acción (o una serie de acciones) que realizamos de forma casi automática cuando aparece la señal relacionada. Luego de realizar esos pasos, nuestro cerebro espera la “recompensa”, aquello por lo cual automatizó esa serie de acciones y permite que las hagamos casi sin pensar. Esa acción es lo que llamamos rutina, que será una actividad o, más comúnmente, una serie de actividades que realizaremos de forma periódica.

 

SEÑAL –> ACCIÓN –> RECOMPENSA

 

Así funciona el “ciclo del hábito”, según lo explica Charles Duhigg en su libro “The power of habits”.

Volviendo entonces al tema de la rutina de la mañana, la idea es que determinemos cuáles serán aquellos pasos que realizaremos todos los días, y que en algún momento lograremos que se conviertan en un hábito.

 

 

¿Por qué es importante tener una rutina matutina?

 

Al principio comenté que esta rutina es la que nos permite empezar el día preparados para los desafíos que vendrán. Cuando no tenemos una rutina, o cuando no hacemos la que habíamos definido, empezamos atendiendo lo que llega en cualquier orden, sin identificar si es algo importante o no, y muchas veces ya estamos desperdiciando nuestras horas desde el inicio de la jornada, como si pudiéramos recuperar ese tiempo que perdimos de nuestra vida en algún otro momento.

¡Levante la mano el que lo primero que hace luego de apagar el despertador es mirar el celular! ¡Ja! Sabía que iba a ver esas manos levantadas… Y ahora, los que levantaron la mano, ¿cuántas veces se les fue el tiempo viendo las redes sociales o e-mails y después tuvieron que levantarse a toda velocidad para no llegar tarde al trabajo o a la escuela de los chicos?

 

Tranquilos, la idea no es juzgar a nadie. Las empresas que desarrollan las aplicaciones y especialmente las redes sociales tienen empleados especializados en cómo atraer y retener nuestra atención, porque cuanto más tiempo pasan los usuarios en ellas, más valiosas son en el mercado digital. Lo importante es directamente dejar el celular para después porque no suele haber nada urgente, y ocuparnos primero de estar listos para nuestro día. El costo de no hacerlo suele ser empezar el día estresados, nerviosos, y con la sensación de que ya estamos perdiendo antes siquiera de haber empezado a trabajar.

Si, en cambio, hacemos primero todos los pasos que sabemos son necesarios al iniciar el día, tendremos luego la tranquilidad para avanzar en los objetivos que nos propongamos para el día. Después de todo, cuando ya estemos preparados, unos minutos con el celular podrían ser nuestra recompensa.

 

 

Cómo diseñar una buena rutina

 

Para que logremos que esta rutina de la mañana se convierta en un hábito, definamos primero la señal que dará inicio a la misma. Lo más típico será cuando suene el despertador, o la forma que sea en la que se despierten.

Hagan luego una lista con las acciones que realizarán y presten atención al ORDEN, ya que todos los días deberán hacerlas respetándolo. Esa lista no debería ser muy larga ni compleja, porque sino no va a ser posible que el cerebro la automatice, haciéndonos todo mucho más fácil. Por ejemplo, podrían tener una lista como la siguiente:

 

  • Darse un baño
  • Vestirse
  • Cepillarse los dientes
  • Hacer la cama
  • Preparar el desayuno

 

Podrían agregarle acciones como hacer algún ejercicio corto, meditar, hacer estiramiento, etc. Si tienen hijos seguramente incluyan despertarlos y prepararlos a ellos, darles la comida para el día, y hacerles el desayuno.

Finalmente tenemos que agregar la recompensa. Acá es donde podrían regalarse unos minutos revisando las redes sociales, y podrían hacerlo sin culpa porque ya estarían listos para enfrentar el día habiendo realizado lo necesario primero. O quizás nuestra recompensa sea el desayuno, mirar las noticias, el celular o, ¿qué tal conversando con el resto de la familia si fuera posible?

 

 

Cómo implementar la rutina matutina

 

Acá llegó la parte más difícil y también una confesión… ¡recién este año diseñé una rutina que me sirvió y logré hacerla! No soy una persona a la que le gusta o le resulta fácil madrugar. ¡Me cuesta muchooooo!!! (debería agregarle muchas más “o” al final de la palabra). Soy de las que presiona el “posponer” de la alarma no una sino más de una vez, y por eso terminaba poniendo el despertador mucho antes de la hora que realmente debería despertarme. Una locura, no? Díganme que no soy la única…

De hecho hasta se convirtió en hábito el “posponer” y lo hacía varias veces, así que lo tuve que romper (el hábito, no el despertador). Ahora al sonar la alarma, ya no tiene la opción de “posponer” y a veces hasta lo pongo más lejos para no apagarlo cuando todavía estoy dormida.

 

Luego empezamos con la rutina definida y la tenemos que hacer siempre en el mismo orden, para que nuestro cerebro haga su trabajo y la convierta en hábito, sacándonos de encima el tener que pensar qué hacemos cada mañana. Al inicio les recomiendo tenerla anotada en un papel (así evitamos la tentación del celular cuando todavía no es su momento), para poder consultarla y seguirla. Puede ser una nota autoadhesiva que tengamos en nuestra mesita de luz, o en el espejo del baño, bien al alcance y para evitar excusas.

¡En el mismo lugar también anoten la recompensa! Después de todo, si logramos cumplirla cada día, tenemos bien merecido el premio y no debemos olvidarlo.

 

Un dato importante: no incluyan en la lista de acciones nada relacionado con el inicio del trabajo, porque ésa es una rutina separada y nos ocuparemos de ella y de otras en otros posts.

 

¿Ya tenían una rutina matutina que les estaba funcionando? Si es así, no la cambien! Pero sino, anímense a empezar hoy diseñando una e implementándola mañana..


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