Planificación

Fórmula para elegir los objetivos correctos

 

  Cada vez que definimos un objetivo que queremos alcanzar, empezamos con mucha energía y entusiasmo, pero luego la vida nos trae sorpresas y el objetivo queda reducido sólo a una intención que tuvimos en algún momento… Se pierde. Algunas veces la razón es no hacer un buen seguimiento del progreso, pero otras veces se debe a que directamente no los elegimos bien desde un inicio. Estos son los puntos fundamentales a tener en cuenta para elegir objetivos que podamos cumplir.

 

 

Existen varios aspectos a tener en cuenta al momento de elegir los objetivos. El primero de ellos es que generalmente pensamos sólo en el ámbito laboral o profesional y no tenemos en cuenta que también tenemos deseos que queremos alcanzar en lo personal o en relación con otros. ¿Cuántas veces pensamos en aprender a hacer algo nuevo como cocinar, bailar, un deporte, un estudio? ¿Cuántas veces dijimos a alguien “a ver si nos encontramos más seguido!” y no nos volvimos a ver en años? Estoy segura que muchos de nosotros nos prometimos en algún momento empezar a hacer visitas al médico más seguido o comenzar alguna actividad física y … nada.

 

 

Objetivos de distintas áreas

 

Tenemos entonces que recorrer los distintos ámbitos de nuestra vida antes de definir objetivos porque sino vamos a estar descuidando otras áreas, y todas son importantes. Algunos ejemplos:

 

Profesional: metas a cumplir en proyectos existentes, nuevos proyectos a realizar, cargos o responsabilidades que queremos alcanzar, decidir si queremos seguir con nuestro trabajo para un empleador o si sentimos que queremos independizarnos, e incluso podríamos plantearnos hasta un cambio de profesión o actividad.

 

Intelectual: libros que queremos leer (¡o audiolibros a escuchar!), nuevos temas a aprender que nos entusiasman o complementan nuestros estudios formales, aprender idiomas nuevos o desarrollar el que aprendimos en algún momento y que está “dormido” por falta de práctica.

 

Físico: iniciar o incrementar actividad física, cambiar hábitos de alimentación, hacer chequeos médicos.

 

Afectivo: ser intencional respecto a con quién quiero pasar más tiempo, ya sea con la familia, la pareja, hacer más encuentros con amigos o compartir momentos de mejor calidad con nuestros hijos. Y no dudemos en agregar a aquellas personas o grupos con los que también de manera intencional vamos a reducir o eliminar el tiempo que les dedicamos porque no nos hacen bien, o simplemente porque queremos enfocar nuestro (limitado) tiempo a otros que lo requieren más, ya sea de forma definitiva o temporaria. Tenemos que recordar que al tener días de “sólo” 24 horas, cada vez que le decimos que sí a algo, le estamos diciendo que no a otra cosa.

 

Económico: definir ahorros para viajar, para fondos de emergencia, para nuestro futuro o de nuestros hijos, cubrir deudas, metas específicas de salario o de ganancias en nuestros negocios.

 

Personal: pensar en la visión para nuestra vida, hacia donde queremos orientar nuestra “brújula” y trazar el camino que nos lleve a donde realmente queremos estar. Volver a evaluar qué es lo importante para cada uno y dedicarle tiempo justamente a actividades como la definición de la visión para nuestra vida, o de los objetivos que estamos haciendo justo en este momento. ¿Hay cosas que nos causan stress? Quizás tengo que evaluar si necesito sesiones con psicoanalistas, o incursionar en la meditación.

 

 

Estos son algunos de los ámbitos en los que tenemos que “bucear” pero también tenemos que evaluar si hay algo que queramos lograr en lo social, espiritual o en cualquier otro espacio en el que estemos involucrados.

 

 

Creencias limitantes

 

Adicionalmente, al momento de definir objetivos es fundamental tomar conciencia primero de aquellos bloqueos mentales que nos afectan y que nos hacen creer que hay cosas que no podemos hacer o que no podemos alcanzar. Tenemos que revisarlos porque pueden haber aparecido en algún momento y no ser verdad, o quizás se basan en algo que ya no existe.

Siempre recuerdo un cuento que escuché sobre un elefante que había nacido en cautiverio en un circo y que era encadenado por una pata para que no se escapara. Durante días y semanas el elefantito intentó soltarse pero la cadena era muy fuerte, por lo que finalmente dejó de intentar. Ya sabía que no podría escaparse. El tiempo pasó y se convirtió en un gran elefante que podría haber roto la cadena de un par de tirones, pero como su creencia de que no podía escapar estaba instalada en su mente, nunca lo volvió a intentar.

 

¿Qué cadena creemos que nos tiene atados sin posibilidad de escape, cuando en realidad esa atadura sólo existe en nuestra mente y (ya) no es real? Son llamadas “creencias limitantes” y sólo depende de nosotros reconocerlas  y eliminarlas.

 

 

La motivación es clave

 

Un tercer punto para elegir los objetivos correctamente pero sobre todo para luego poder alcanzarlos, es poder tener clara cuál es nuestra motivación. ¿Por qué quiero lograrlo? ¿Qué beneficios me va a traer si lo consigo? ¿Cuál es el motivo real por el que quiero conseguir ese trabajo, o comenzar a meditar o conseguir más tiempo libre?

Tenemos que imaginarnos por un momento en el día que hayamos alcanzado lo que queríamos y pensar cómo nos vamos a sentir, qué vamos a tener que no teníamos antes de alcanzarlo. Si el objetivo fuera ahorrar para unas vacaciones en una playa paradisíaca, tendríamos que imaginarnos acostados en hamaca o reposera al lado de una palmera, con una bebida fría en una mano, sintiendo la arena con un pie y escuchando las olas con los ojos cerrados. Al menos en mi caso les puedo asegurar que si traigo esa imagen a mi mente al momento de decidir si hago un gasto o lo destino al ahorro para esas vacaciones, mi decisión sería muy fácil!

 

 

Cantidad de objetivos y tiempo

 

Por último, está el factor del plazo de tiempo. No es recomendable definir objetivos que puedan alcanzarse dentro de un plazo muy largo porque es muy difícil seguir trabajando en algo por mucho tiempo sin ver resultados… perdemos las ganas. Lo mejor es partir ese objetivo en metas más chicas para ir consiguiendo logros y poder seguir motivados. Dependiendo de si nuestros objetivos son hábitos o proyectos, y cuánto tiempo nos insumirán por día en promedio, lo ideal es no definir más de 5 por mes, y definitivamente menos de 10 para un trimestre. Estos números son apenas una aproximación basada en distintos estudios (y en experiencia propia), pero funcionan bien como una guía.

 

Les propongo ahora definir sus propios objetivos, o revisar los que ya tengan definidos en base a lo que acabamos de ver juntos:

 

1- Objetivos de distintas áreas

 

a– Tomen una o varias hojas de papel y divídanlas en secciones, poniendo en cada una como título las áreas sugeridas más arriba, más las adicionales que consideren.

b– empiecen a listar todos los objetivos que se les ocurran dentro de cada área

c– priorícenlos (no, no… no se pueden repetir los números!)

 

2- Creencias limitantes

 

a– en la parte inferior de cada sección anoten las creencias limitantes que tienen respecto al área y a los objetivos que escribieron

b– contrasten cada creencia con una verdad

 

3- Selección de objetivos

 

a– en base a las prioridades que les asignaron, seleccionen algunos de ellos para cumplirlos dentro del próximo mes o trimestre (definan el plazo para cada uno)

b– recuerden no excederse en la cantidad seleccionada para poder enfocarnos en los elegidos y no abrumarnos en el camino y terminar abandonándolos (¡tranquilos! Los que quedan en la lista quedarán para el próximo período luego de haber alcanzado éstos)

c– definan cada objetivo claramente (vean acá una guía de la metodología más conocida)

 

4- Motivación

 

a– escriban entre una y tres razones por cada objetivo, que muestren su motivación para cumplirlos

b– si no se les ocurre más de una razón, vuelvan a preguntarse “por qué” varias veces

 

 

Ahora tenemos que poner esa lista en el lugar que nos resulte más visible a diario (puede ser en la tapa de la agenda, en el monitor o en la heladera!) y comenzar a hacer lo necesario cada día para alcanzarlos. Recuerden que si no realizamos ninguna acción, ésto habrá sido sólo una pérdida de tiempo, y nuestros deseos quedarán viviendo en nuestra mente… sin cumplirse.

 

¿Cuántos objetivos definieron?

¡Cuéntenme dónde pusieron la lista para verla a diario!

 


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